miércoles, 22 de septiembre de 2010

postales de Lavapiés (2)

Bajamos una de las últimas cajas de la mudanza. La dejamos frente al portal. En Mesón de Paredes, y probablemente en todo Lavapiés, los vecinos de cada portal tienen un contenedor que noche a noche dejan en la calle, frente al edificio y numerado. Dejamos ahí la caja. No estamos demasiado seguros de si hacemos bien o si estamos contraviniendo alguna ley escrita o no del barrio al que nos acabamos de trasladar. Pero de todos modos ahí la dejamos. Y subimos hacia Tirso de Molina a pasear a Gala. No hemos caminado ni veinte metros cuando se me ocurre girar la cabeza hacia el contenedor y la caja. Dos hombres están ya hurgando en ella. Bueno, en realidad más que hurgando lo que hacen es sacar absolutamente todo lo que había en la caja, todo y a conciencia, y esparcirlo por el suelo.
Culpabilizo.
Dudo.
Regreso sobre mis pasos.
Me acerco, y siempre con la consigna interiorizada de mantener la armonía con el barrio y sus gentes, les digo en el tono más neutro y amable que encuentro "perdonad, esta caja la acabo de dejar yo y podéis quedaros con lo que queráis, pero os pido que lo volváis a dejar todo dentro cuando terminéis". El más alto me mira, sin dejar de sacar cosas de la caja, y me dice un convincente "cuenta con nosotros". Yo supongo que se trata de jerga del barrio y le guiño un ojo mientras esbozo una sonrisa cómplice. Él repite "tranquilo, cuenta con nosotros".
Me voy tranquilo
O no tanto...porque cuando había caminado cien metros vuelvo a culpabilizar.
Y vuelvo a regresar sobre mis pasos.
Cada vez hay más cosas sobre la calle. No sé si van a dejarlo todo dentro de la caja de nuevo. Mientras me acerco localizo dentro de la caja una camiseta azul que compré a Cristina Pellafranco para una boda, y me apresuro a apoderarme de ella. Les digo tímidamente, y con la sensación de estar uniéndome a ellos en el reciclaje, "perdonad, pero cojo esta camiseta que no debería estar aquí...lo vais a dejar todo en su lugar no?". El alto vuelve a mirarme "que sí, que cuentes con nosotros". No sé si dijo "coño", quizás sí... El otro, el bajito, va vestido de traje y camisa. Pero no sé por qué algo me dice que no es banquero ni comercial ni director de recursos humanos precisamente. Me aparto ligeramente y el alto me pregunta si tengo un euro para una birra. Le doy dos, una caña para él y otra para su amigo.
Y me alejo con la sensación de haberles comprado mi camiseta azul de Cristina Pellafranco...
Paseamos a Gala y cuando regresamos a casa, en la esquina observamos una pareja de policías locales comprobando la documentación del amigo alto y del amigo bajo. No nos atrevemos a acercarnos al portal. Pensamos incluso que podrían censurarnos el haber dejado la caja ahí fuera de los días de containing establecidos, o qué se yo... Pero no nos movemos. Y observamos la situación. Se alarga el tema. Un rato largo. Unos diez minutos.
Cuando ya nos parece absurdo estar ahí de pie sin poder regresar a casa decidimos volver. Y nos cruzamos con los policías. Y con el alto. No nos ve. No nos reconoce. Y mientras pasamos a la altura de todos ellos vamos siguiendo la situación con la cabeza para darnos cuenta que el bajo va esposado, que lo entran en el coche patrulla y que se lo van a llevar.
El alto le dice "las llaves, las llaves!", el bajo le responde "volveré pronto", y uno y otro se van.
En coche y caminando.
Y entramos en el portal. Subimos a casa. Nos miramos. Y sonreímos.

No hay comentarios:

site meter