postales de lavapiés (8) shit!

Jueves 31 de marzo. En realidad ya viernes 1 de abril. 2AM y regreso a casa lleno. Acabo de tomarme el último gintonic con Alfonso después de ver una delicia de concierto en el PopulArt: Antonio Serrano haciendo diabluras con su armónica, jugando a ser bandoneón o trompeta. Camino bajando Mesón de Paredes, y al cruzar De La Cabeza giro lo propio hacia mi izquierda. Varios graffiteros. Repartidos. Pintan en rejas de locales de mayoristas cerrados. Edades diversas, entre los 20 recientitos y los 30. Me deslizo entre ellos con mi americana gris y me quedo ahí, un rato. Un rato algo largo. Estoy cansado pero no tengo prisa. Me apoyo en la pared, el pie derecho haciendo de soporte.

-¿te gusta?

A mi derecha un chaval sonriente a quien hoy no alcanzo a poner edad me pregunta.

-sí, me gusta

Y estoy a punto de comentarle que es la primera vez que les cazo pintando, que me divierte fotografiar sus obras cuando bajo a buscar el coche por las mañanas, que el que más me gusta de todos es Borondo, que me parece un artistazo, que...

Pero las luces de un coche paran nuestra conversación justo en ese punto.

Paranoia. Todos recogen su material. Suspiro. Sólo era un coche.

Noto que están muy pendientes de este tipo de luces.

Me mimetizo rápidamente y como estoy colocado en un punto privilegiado les canto si es el camión de la basura, un taxi, o simplemente han girado en la esquina anterior.

-con los camiones de la basura también paramos porque avisan a la policía

Es el mismo chaval sonriente, ahora con un spray en las manos, que comienza a lanzar trazos sobre una reja limpita. En diez segundos se adivina una cara, su contorno, y el relleno del pelo.

Zaszaszaszastraszastrassssszas.

Me quedo un par de minutos más y me voy.

Ayer (¿?) después de cenar en la plaza le cuento a María mi experiencia, y cuando bajamos Mesón de Paredes y cruzamos De La Cabeza le muestro sus obras.

-mira, había cuatro. Aquí éstos, aquí al lado el otro, un poco más allá los que estuve mirando, y en esta ventana el chaval con el que crucé un par de frases y que al final estaba empezando a dibujar una cara...

Y me quedo helado.

Y me pongo las manos en la cabeza.

No puede ser.
Mierda