Qué bueno es cuando uno cambia de casa por el placer de cambiar de casa.
El proyecto, la búsqueda, y el gozo de sentir que uno está realmente donde quiere estar.
Yo he cambiado muchas veces de piso, pero no siempre he sentido que estaba donde realmente quería estar.
Han sido tres lugares: San Telmo, Raval, Lavapiés. Quien los conozca verá muchas similitudes entre los tres, lo cual me hace pensar que las características de esos barrios me convienen. Y me definen, seguramente.
Pero no todo el mundo cambia por el placer de cambiar. Y eso no lo pierdo nunca de vista.
Te pueden deshauciar.
Puedes reflexionar durante meses o años y tras concluir que en tu país no hay futuro iniciar la aventura de emigrar.
Te puedes separar, divorciar, con lo que ello conlleva de pérdida, de luto.
Y mil cosas más.
No es más que una pequeña reflexión, para dar quizás sentido al título del blog.
Andreu tiene una canción deliciosa sobre el tema, sobre las ilusiones del cambio:
Andreu Rifé – Mudances
Y su letra:
http://www.andreurife.com/index.php?option=com_content&view=article&id=31&Itemid=10&lang=es#4
(está en catalán, pero se entiende...creo)
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