domingo, 26 de octubre de 2008

Revista Mensual Ilustrada LA CRUZ ROJA (2)


El siguiente relato es de 1908, y la Revista Mensual Ilustrada de la CRUZ ROJA se hace eco del mismo, tomándolo de "El Correo de la Tarde" el día 14 de septiembre del mismo año.

"CARTAGENA
La Ambulancia de la Cruz Roja - Imposición de cruces.
Ayer mañana, en los salones de a Sociedad Económica de Amigos del País, verificóse con toda solemnidad el simpático acto de imponer las medallas de Bronce concedidas por la Asamblea Suprema á dos valientes camilleros de la Ambulancia de la Cruz Roja: DON José G. S. y DON Jerónimo G. C.

Ambos, modestos obreros, afiliados con entusiasmo á nuestro benemérito Instituto, realizaron en los primeros días de Agosto un hecho heróico en el vecino barrio de Santa Lucía. Eran próximamente las ocho de la mañana del día 2 del indicado mes, cuando los dos camilleros al pasar por la calle de Treviño, oyeron voces demandando auxilio que partían de una casa cercana. Sin vacilar un momento dirigiéronse presurosos hacia donde salían las angustiosas voces. En una reja, una pequeña niña retratado el terror en su lindo semblante, les explicó en breves palabras la causa: Mi hermano se quema... ahí dentro... Estamos encerrados... ¡fuego!..

No necesitaron oir más los heróicos camilleros y recordando que pertenecían á una Asociación caritativa, por la que muchos dieron generosamente sus vidas, en campaña ó en siniestros públicos, siempre por salvar la de sus semejantes; recordando sin duda, que como decía el inolvidable socio Don Enrique Cubiero, muerto heróicamente en un incendio en Málaga, "En el brazal llevo el derecho á la muerte", violentaron la cerradura de la puerta de entrada y penetraron resueltamente en el interior. No anduvieron mucho; en una humilde alcoba, ardía rápidamente una cama y dentro de ella, lanzaba débiles lamentos una criaturita de cuatro años escasamente.

Sin reparar en el peligro que corrían y despreciando las llamas que los rodeaban sacaron al pobre niño de aquel suplicio y mientras uno conseguía apagar el incendio que amenazaba extenderse á toda la casa, el otro, cogiendo en brazos al niño, lo llevó á la farmacia del Sr. Jorquera, en la que fué curado de leves quemaduras.

Este fué, contado á grandes y torpes rasgos, el hecho que ayer se premió, con inusitada y merecida solemnidad.(...)
En seguida el Presidente accidental D. Gonzalo Faús, avanzó hasta colocarse frente á los condecorados y después de imponerles las medallas, pronunció un elocuentísimo discurso, interrumpido á cada momento por rumores de aprobación.
Luego el referido señor Faús, obsequió de su bolsillo particular á la Ambulancia, con un lunch espléndido, terminando tan lucido acto."


Las revistas encontradas están llenas de estas joyas.

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