martes, 3 de noviembre de 2009

aparejando (14)



















Desde que empecé la nueva obra de Aranjuez, una remodelación del edificio que en su día fue el Casino de la localidad y que convertiremos en la Oficina de Atención al Ciudadano, no ha pasado un solo día sin que, como el suero administrado gota a gota, fueran pasando una a una (a veces de dos en dos) personas de diferentes edades y nacionalidades pero que tenían dos cosas en común: siempre habían trabajado en la construcción y estaban en el paro.
Como la obra pertenece al PlanE estamos obligados a contratar gente del paro (gente que debía estar en paro después de la adjudicación de la obra y antes del comienzo de los trabajos).

Pues bien, yo nunca había vivido algo así. El goteo es constante. Tengo delante de mí, ahora, entre 50 y 55 currículos.

Ferrovial-Agromán ha comenzado una obra a unas pocas calles de distancia de la nuestra, un párking público. Decidieron poner en la puerta de la caseta de obra un buzón para que la gente dejara el currículum directamente (los jefes de obra no podían trabajar ya que eran continuamente interrumpidos). Pero ni así, porque qué coño, yo tampoco dejaría mi currículum en un buzón anónimamente pudiendo abrir la puerta y hablar directamente con la persona que contrata.

Hace poco vino a visitarme a la caseta de obra una mujer del P.O.P.I (Programa de Orientación Profesional para Inmigrantes), organismo perteneciente a la Comunidad de Madrid. Su nombre es Sandra y me dijo "oye, ya sé que por aquí pasa mucha gente pidiendo trabajo, ¿te importaría mandármelos a mí? te dejo unos folletos si quieres y cuando vengan a darte el CV pues les dices que se pasen por el POPI". Yo, en estos momentos, me encuentro recibiendo solicitudes de trabajo y guiándolos hacia la oficina de orientación para inmigrantes.

Esta mañana, frente a la obra, un chico con el que ya había hablado me dice "qué, hay algo para mí?", "no, lo siento" le contesto. Luego ha seguido una pequeña charla en la que él me hacía notar la necesidad de trabajar que tiene, lo aburrido que es estar en casa todo el día, que le falta un año para pagar el piso (lleva 15) y que eso al banco no le importa, que sea uno o 20 te lo quitan igual si dejas de pagar. También me ha comentado que le da igual de peón que de oficial, que para hacer lo que sea, que se llevaría una alegría que ni me imagino si le doy trabajo. Y me ha dicho "es que esto de ahora yo no lo había vivido nunca, te lo juro, nunca". Él debe tener mi edad, y es que hace 15 años yo aún estaba estudiando (él también según me ha dicho), y cuando los dos salimos al mundo laboral la burbuja inmobiliaria era tan grande y duró tanto tiempo que era imposible que ni él ni yo hubiéramos vivido algo similar en algún momento.

Pero obviamente hubo momentos como éste...y peores. Lo que ocurre es que la gente que hoy tenemos entre 30 y 35 nunca los vivimos.

Y también es cierto que esta crisis de la construcción se puede mirar desde muchos puntos de vista. Uno de ellos, por ejemplo, permitiría decir que hace tiempo que en este país (seguro que más de 15 años) existe gente con una, dos y hasta tres carreras, que habla uno, dos, tres o más idiomas y que no ha podido, no puede ni podrá pagarse un piso en 15 años (aunque le quede uno por pagar).

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Felicitats! pel dia de la teva onomàstica!

las vemos el sábado o quizás el viernes.
En la cerveceria de siempre, ya te avisaré de la hora!
fredy.

carlinhos dijo...

GENIAL, QUINA ALEGRIA!

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