sábado, 1 de enero de 2011

noche de sables

Ante los cambios de planes, buena predisposición y una compañera cómplice.
Que si el programa previsto se debe anular, no hay problema: que nos sentimos cómodos improvisando.
Con ese ánimo decido llamar (incauto) a La Broche, restaurante con una estrella Michelin reciente, para darnos un homenaje y despedir el año a cuerpo de rey y de deconstrucciones. Me pasan con Reservas y una amable voz masculina me confirma que no hay problema. A qué hora? Pues a las 22.00h o a las 21.30h quizás. A las 21.30h mejor, me indica, que la cena se alarga bastante. Claro, pienso yo, estos menús degustación es lo que tienen...pues nada, a las 21.30h. A qué nombre?
Ya está, reservado. Sonrisas. Qué bien se nos da improvisar...
Nos vestimos, nos fotografiamos y colgamos la instantánea en facebook. Bajamos elegantes a la calle y caminamos dispuestos a disfrutar los dos, por primera vez en mucho tiempo (quizá porque nunca había ocurrido), de una cena de fin de año mano a mano.
Metro.
Transbordo en Tribunal.
Bajamos en Gregorio Marañón. Calle Miguel Angel.
número 29-31. La Broche.
Qué fácil.
.....
qué raro
.....
no hay luz
.....
toc toc (ridículos toques en la puerta de cristal con el calor subiendo por todo el cuerpo)
.....
TOC TOC (temiendo lo peor)
.....
María descojonándose con la bolsa de uvas. Pues a mí no me hace ni puta gracia.
María no puede parar de reír.
Llamo sabiendo lo inútil de mi llamada.
Me confirman lo sospechado: La Broche está cerrada y lo que yo he reservado es una mesa para dos en el Restaurante del hotel que ocupa el mismo edificio donde se ubica La Broche en el sótano.
Mierda...
Con todos los respetos, no es ese tipo de restaurante el que búscabamos.
No puedo ayudarle, señor.
Nos acercamos a ver el restaurante? pregunta María
Vale (con cara de orto)
Entramos y observamos un salón más iluminado que una día de sol de verano a las 12h, con gente comiendo y sin hablarse, muy muy vestidos para la ocasión. Mujeres con mucha joya y cuero, hombres de brandy, puro y domingos de caza.
Dios! huyamos, por favor, María.
Deambulamos por la zona de José Abascal-Alonso Cano-Zurbano-Ríos Rosas sin ver un restaurante abierto.
Hasta que encontramos uno.
Italiano.
Tienen mesa?
Han tenido suerte, una mesa que habían reservado para 11 se han presentado sólo 7. Pasen por favor....
Aquí tienen el menú de esta noche.
La puta! (sable 1)
Cenamos (bien, sin más), mientras con mucha paciencia María trabaja en mí y mi cabreo y desilusión hasta hacer que desaparezcan por completo el uno y la otra.
Nos dejan unas bolsitas con uvas (vaya, nosotros que salíamos con ellas preparadas de casa...), pero preferimos pedir la cuenta y salir cagando leches a ver si llegamos a la Puerta del Sol.
Conseguimos rápidamente un taxi (con un simpático conductor). Nos informa enseguida que esta noche el suplemento es algo exagerado (6,70 € - sable 2), pero disfrutamos al pasar por Colón y ver lo que el Foro de la Familia ha montado para la celebración que preparan para el domingo (creo), y disfrutamos insultando a curas y ultraconservadores.
Disfrutamos el viaje, pagamos y nos unimos a la marabunta en Sevilla.
Seguimos el oleaje sin poder elegir, por Alcalá, hasta que desistimos de llegar a Sol. Es imposible.
Baja la bola.
Los cuartos.
Y a comer.......Feliz año nuevo!
Auguri!
Y a tomar algo.
Después de una parada técnica en el España Cañí donde tomamos unos gintonics imbebibles llegamos a La Escalera de Jacob, en Lavapiés Old Town, donde pedimos mojito y otro gintonic (sable 3)
Bailamos, reímos, nos sentimos a gusto y nos fumamos los últimos cigarrillos que podremos fumar dentro de un local (siempre que no sea un psiquiátrico, una cárcel o el Pipa Club).
Decidimos volver a casa hacia las 2.30h y hacer la última mientras vemos uno o dos capítulos de The Wire, que Izabela (una amiga) nos ha dejado.

No hay comentarios:

site meter