Después de una cuenta atrás con los brazos en alto, las manos moviéndose temblorosas y la boca cegada por una cinta de papel...un grito silencioso. Un grito mudo. Mandíbulas desencajadas y cerebros conteniendo el sonido. Contención.
Y reflexión. Juntos. Compartiendo espacio, reflexiones e indignación.
Y hoy despierta ya desde hace horas el sábado, el día chicle donde todo parece posible, donde el tiempo parece estirarse, e hincharse para albergar sueños y deseos, osadías e incluso alguna revolución, en Sol protegidos por el cielo de Madrid, en plaça Catalunya protegidos por Montjuïc y el Tibidabo, vigilantes, protectores.
Feliz día de reflexión.
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