martes, 6 de septiembre de 2011

las lenguas

Cuando era pequeñito y empezaba en EGB me encontré en una clase de 42 niños y niñas. Eran los inicios de la democracia y una época de ensayos. A finales de los 70 y comienzos de los 80 dividían a los niños y niñas por su lengua materna. En Barcelona. Recuerdo que concretamente en mi escuela había dos clases de castellanoparlantes (A y B) por una clase de catalanoparlantes (C). Eso quería decir que los castellanoparlantes cursábamos todas las asignaturas en castellano excepto Lengua Catalana, y los catalanoparlantes cursaban todas las asignaturas en catalán excepto Lengua Castellana. Algunos de los que lean esto hoy lo verán muy lógico, incluso de sentido común y necesario. Algunos padres estarían sonriéndose pensando "si es lo que yo digo!"...
Yo pertenecía al grupo A. Y nosotros a medida que íbamos avanzando de 1º a 2º, o de 2º a 3º de EGB y ya teníamos conciencia de grupo, nos referíamos a los del C como los catalanes. Y ellos se referían a nosotros como los castellanos o los españoles, ya no recuerdo. Pero sí recuerdo que cuando sentías la necesidad de acercarte a los chicos y chicas del grupo C, y la sentías, también sentías como si de alguna manera estuvieras traicionando a tu grupo. Imaginad qué delirio cuando todos habíamos nacido en la misma ciudad...La segregación era bastante potente, y se metía en nuestra mente sin darnos cuenta.
Aún así había esfuerzos por parte de todos por acercarnos, y conseguíamos hacer grandes amistades en el grupo del C. Pero ahora que lo escribo me parece terriblemente perversa aquella división. He viajado muchas veces a través de mis recuerdos a aquella época, sobre todo cuando la lengua en Catalunya se convierte sistemáticamente en un debate estúpido, y he concluido que el sistema en el que crecí no es bueno. Porque promovía la diferenciación, la comparación, la competencia e incluso el odio. Aunque tuviera de inicio las mejores intenciones...
Mi padre, preocupado por el poco catalán que aprendíamos en el colegio, decidió (siendo él de Salamanca) que con nosotros hablaría catalán, porque era una lengua que debía estar en la escuela o en casa, porque en la calle la presencia del castellano era abrumadora.
Más adelante, no recuerdo muy bien en que curso, esto comenzó a cambiar y aunque las clases las componían los mismos grupos de chicos y chicas (más o menos), las asignaturas empezaban a impartirse en castellano y catalán.
Hoy soy bilingüe, mi lengua materna es el castellano, pero pienso en castellano y catalán, y los hablo indistintamente. Aunque no tiene demasiado mérito ya que lo soy por haber vivido en Catalunya.
Recuerdo que a mediados de los 80 en las escuelas se dejó de dividir entre castellanoparlantes y catalanoparlantes. Y seguro que se hizo con las mismas buenas intenciones.
No sé en qué medida ha cambiado todo esto. Ni soy maestro, ni soy padre, ni vivo ahora en Catalunya.
Quizás se trate de debates sobre número de horas lectivas, sobre asignaturas a impartir en cada lengua, y de hecho sospecho que es así. Pero convendría que dejáramos de una vez la eterna sospecha sobre las intenciones de un gobierno que legítimamente debe gestionar la educación en una comunidad. Una comunidad que además intuyo que conoce mejor que los que opinan sin acercarse a ella.

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