sábado, 29 de diciembre de 2012

aparejando (41). aplacados

Los revestimientos exteriores sirven para proteger.
Del calor, del viento, del frío, de la lluvia y sus efectos.
También -a partir de la segunda mitad del siglo XX- de la contaminación.

Esa es su función principal.

Una vez garantizada se puede buscar que sean continuos o discontinuos, que contrasten con el entorno, que no lo hagan, que sean de un material determinado, que sean de un color y textura también determinados, etc.

Los revestimientos, al fin y al cabo, son pieles. O tejidos, ropajes.

Podemos definir una primera piel que garantice la función principal del revestimiento (el aislamiento térmico y la impermeabilización) y las segundas pieles que queramos que tengan una función más estética (y que combatan también los efectos de los humos).
Pero lo que no podemos permitir nunca es que las segundas pieles que decidamos ejecutar dejen, en algún momento de la vida del edificio, al descubierto la primera piel. Porque normalmente cuando se definen pieles superpuestas, las primeras no suelen ser "bonitas" sino funcionales, y además quedarían desprotegidas.

Y eso es lo que suele ocurrir con los aplacados.

Un aplacado es un revestimiento compuesto por piezas pegadas a una superficie. Piedra, cerámica, metal.
Pegadas.
Con lo cual la garantía de la durabilidad del revestimiento la conferimos por completo a la cola. Sea mortero de cemento, sea epoxi, poliuretano, o cualquier último material que salga al mercado. Si éste falla, el aplacado falla. Y como estos materiales no llegan a los 50 años de vida en el mejor de los casos, no tenemos demasiados reportes que nos aseguren que un aplacado dure lo que pretendemos que dure un edificio.

Desde hace ya más de 20 años se desarrolló, precisamente por esta razón, un sistema de aplacado nuevo: la fachada ventilada.

Consiste en una estructura metálica que separa la primera piel y la segunda.
Pero desde que se ideó han surgido muchos problemas que se han ido intentando solventar.
Básicamente se reducen a dos:
1. Dónde agarro (o anclo, o fijo) la estructura metálica?
Si la fijamos a la primera piel eso quiere decir atornillar, y eso quiere decir romper la continuidad de una impermeabilización y generar el riesgo de entrada de agua. Este punto es vital, y llevamos más de veinte años luchando por solucionarlo
2. La fragilidad de las piezas.
El propio sistema de fijación de las piezas hace que si queremos colocar, por ejemplo piedra, y no queremos que el precio sea elevadísimo, elijamos un espesor de 2 o 3 cm. Y en la piedra deberemos realizar cortes o perforaciones (en cantos y partes traseras) para poderla fijar.
Son precisamente estos puntos donde estamos debilitando la pieza. Y el viento, el agua y el tiempo, el hielo por consiguiente, y otros efectos finalmente harán que las piezas de aplacado se vayan rompiendo inexorablemente.

No me gustan demasiado los aplacados. Normalmente no me parecen una buena elección.
Pienso que únicamente uno de los sistemas de nuevas pieles funciona realmente. El muro cortina (las pieles de vidrio). Pero es que este sistema soluciona por sí sólo lo que se le exige a un revestimiento: la protección. Y además actúa como acabado final.

El resto necesitan aún de mucha investiganción. Supongo que es cuestión de solucionar los puntos que fallan y de tiempo, pero llevamos mucho insistiendo en los aplacados como sistema de revestimiento exterior. Mucho tiempo y mucho dinero.

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