lunes, 21 de febrero de 2011

aparejando (29). restaurando y/o rehabilitando

"No hay nada más deprimente y más revelador del abandono de un edificio que un reloj de fachada parado. Lo primero que hay que arreglar cuando uno aborda una restauración es el reloj". Rafael Vila. Arquitecto. Barcelona.

Ahora que el trabajo escasea giramos la cabeza a uno y otro lado. Miramos por dónde podemos internarnos.
Y descubrimos la rehabilitación.
Es lícito. Es legítimo.
Ahora que los promotores han dejado de encargarnos cientos de viviendas pareadas, ahora que ya no se construyen hoteles, o palacios de congresos, ahora que los ayuntamientos están en quiebra y no hacen teatros que se quedarán vacíos ni aeropuertos sin tránsito, ahora que prácticamente no se encargan planes directores.
Y de repente surgen nuevos teóricos de la rehabilitación, de la restauración, como si siempre hubieran estado interesados en la hermana tonta de la Arquitectura. Una carrera que en este país siempre ha hecho poco a nada de caso a la recuperación del patrimonio arquitectónico.
Y dicen cosas como "nos gusta lo que decía Oteiza, el que avanza creando algo nuevo lo hace como un remero, avanzando hacia delante pero rema de espaldas, mirando hacia  atrás, hacia el pasado, hacia lo existente para poder reinventar sus claves", o "no existe pasado, presente y futuro, sino presente del pasado, presente del presente y presente del futuro", o también "observas dibujando, lo registras todo, lo que te gusta y lo que no... hasta que pasa a ser un dibujo propio, un proyecto tuyo, que comienzas a modificar, adaptándolo al nuevo programa". El título del artículo tiene guasa: "¿Cómo lidiar con lo existente?" (empezamos bien...)
Pues nada, bienvenidos sean. Muchos nos alegramos de que ahora interese tanto una disciplina denostada durante tanto tiempo, una disciplina para la cual debías tener un grado de locura importante, o de vocación. Para empaparte de Historia, de Geografía, de Arqueología, de Bellas Artes con la humildad propia de quien entra en espacios que le son ajenos. Y al cabo de unos años y de colaboraciones con profesionales varios, terminar albergando un poso equivalente a un par de cursos de una asignatura bien dada en una facultad italiana. Obligatoria, no optativa...
Pero me temo que algunos de ellos andan de momento algo despistados. Siguen entendiendo que las obras a las que tendrán acceso serán globales. Grandes proyectos de recuperación. Monasterios enteritos del siglo XI, Cascos Antiguos, Fortalezas donde poder desarrollar diferentes programas, Castillos y Murallas...
Y ojalá sea así, pero la experiencia me dice que lo que llamamos restauración o rehabilitación en este país pasa por proyectos, en un 80% de los casos, contratados por fases de entre 150.000 y 500.000 euros. Obras que se dilatan en el tiempo por este motivo. Mucha dedicación, mucha. Mucha investigación y documentación, mucha. Concursos de Dirección de Obra. Pocos honorarios, pocos. Y las visitas de obra. Normalmente se trata de consolidaciones de fachadas y reparación de cubiertas, trabajos que requieren supervisión arqueológica, arqueólogos que tienen sus tiempos y cuyas conclusiones quizás no convengan a nuestra idea inicial. Limpiezas, hidrofugaciones, reparación de aleros con zinc, plomo, cobre. Recuperación de oficios, estructuras de madera. Edificios hermosos, con olor a palomina acumulada, pero impresionantes. Y subir por sus muros y acceder a sus cubiertas sigue siendo mágico, privilegiado.
Como amigo de arquitectos aprendí a amar y respetar su oficio. Y gracias a profesionales como Rafael Vila ("Carlos, si quisiera hacerme rico haría adosados, yo esto lo hago por otra cosa") aprendí a amar mi oficio de jefe de obra en restauración de edificios antiguos. Deseo que los que ahora lícitamente miran con curiosidad y oportunidad este espacio profesional lo hagan con el mismo respeto y cariño.


Una última reflexión que creo interesante: ¿cuántas de las obras realizadas en los últimos quince años resistirán el paso del tiempo? ¿cuántas envejecerán bien? ¿cuánto tardaremos en rehabilitarlas, en restaurarlas?


El artículo o post es del blog DEL TIRADOR A LA CIUDAD (que me encanta), de Anatxu Zabalbeascoa

No hay comentarios:

site meter