martes, 22 de febrero de 2011

aparejando (30). tasando

Entras, pides las escrituras donde se especifican entre otras cosas la superficie de la vivienda, quizás te dan un plano. Sacas fotografías de todos los espacios, te fijas en detalles como el nivel de acabados, la calidad de las carpinterías, si el gas es natural, si hay calefacción individual o centralizada, los vecinos que hay por planta, si hay acumulador eléctrico o calentador, ascensor o posibilidad de ponerlo, la planta e iluminación de los ambientes, su ventilación, el barrio al que pertenece el edificio, la clase social que lo habita, incluso los servicios públicos que posee (guarderías, bibliotecas, museos, transporte público).
Yo creo que eso nos daría, o nos debería dar, una idea del valor de un piso. Como nos debería dar el valor de cualquier cosa saber su coste y añadir un margen de beneficio.
Pero luego resulta que uno llega a la oficina y empieza a volcar los datos. En ningún caso, a medida que uno va poniendo si las ventanas tienen rotura de puente térmico o si la tarima es flotante se le pide que ponga un valor a cada uno de esos aspectos. Simplemente los nombra. Completa una especie de formulario. Añade el plano que le han suministrado o el que ha debido dibujar tomando previamente medidas en caso de no tener uno. Fotografías.
Y comparables.
Este concepto me sorprendió mucho cuando trabajaba en una empresa de tasaciones inmobiliarias en Buenos Aires. Supongo que en España no diferirá demasiado.
Y es el concepto clave. El que determina lo que vale tu piso.
Un comparable (y se necesitan entre 3 y 6 si no recuerdo mal para que una tasación sea "fiable") no es más que un piso de las mismas características que el que vas a tasar, en el mismo barrio, si puede ser en una planta parecida y en un edificio en similares condiciones, del cual ya se conoce el valor porque se está vendiendo y se sabe el precio que piden, porque ya se ha tasado con anterioridad o porque se acaba de comprar.
Conclusión: el piso que estoy tasando, que visito, que fotografío, del que extraigo las calidades constructivas y de acabados, superficie, comodidades, iluminación y ventilación, etc. tendrá un valor HOY y EN ESTE BARRIO en comparación con otros. MAÑANA puede que su valor cambie. Y si estuviera en otro barrio también lo haría.
Es decir, las cosas valen en función de aspectos ajenos a los buenos materiales, la superficie y la luz. Por decir algo.
Y aún más: las tasaciones tienen fecha de caducidad. Unos 6 meses.
Más allá de ese tiempo quizás no sirvan. Ya no son fiables.
Quizás el valor haya cambiado.
Y eso es lo que vale el piso que vas a comprar.
El valor en base al que se han otorgado las hipotecas.
Un valor.
Hoy.
Aquí.

Leyendo este interesante artículo de EL PAÍS recordaba aquella etapa.
En él se explican aún más cosas, que yo personalmente no viví pero que intuyo probables...
Y esto es lo que recuerdo, que alguien me corrija si me equivoco.

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