sábado, 7 de julio de 2012

de amistades y familias

La primera vez que vi a Gilles reconocí a una persona libre.
No me equivocaba.
Fue en su casa en Buenos Aires, un departamento en el barrio de Palermo Viejo, donde conocí a otros muchos personajes que hoy por suerte siguen jugando en el jardín que tengo encerrado dentro de un cofre en mi corazón.
Hace de eso ya más de 12 años.
Vivir en otro lugar, la lejanía, cierta soledad, momentos duros, necesidades logísticas y muchas inquietudes reúne a los compañeros de viaje y los convierte en familias de viaje.

Y la vida nos ha vuelto a poner en el mismo lugar en el mismo momento.
Y a fe mía que lo hemos disfrutado.
Conscientes del tema que guió muchas de nuestras conversaciones en estos años de amistad: los regalos de la vida. En el amor, en el trabajo, en los encuentros y en los desencuentros.

Ahora comienza otro de esos viajes que tanto te gustan, amigo.
Y estará lleno de todo, como a tí te gusta.
Ya te escucho hablando un muy aceptable portugués con acento paulista.
Y volverás a fascinar a compañeros de trabajo, vecinos y a todo aquél que se cruce en tu camino.
Como hace ya más de 12 años.

Te deseo un buen viaje.
Geográfico y biológico.
Sólo decirte que aquí, en un rinconcito del barrio de Lavapiés (de momento aquí), sigue estando parte de tu familia.

(Gaby, pa tí dos besos enormes de abuela cada vez que pensemos los unos en los otros y mucha luz, la tuya... pero es que este post debía personalizarlo. Besos a Dani y a Chloe)



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